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miércoles, 25 de junio de 2008

¡Qué cabeza!

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La edad nos juega malas pasadas. Nunca he sido despistada, más bien al contrario, hasta el momento actual en el que soy un despiste ambulante, el despiste. He de repetirme mentalmente, incluso en voz alta, el objetivo que tengo en un momento concreto, lo que busco, porque se me cruza en el camino cuaquier tontería y lo olvido radicalmente. Recorro la casa de un lado a otro, sin rumbo claro.


Ejemplo:
Mientras sube la olla voy a guardar la ropa recogida del tendedero. Según paso por delante del cuarto de estar, veo que el sol entra a saco por la ventana y, aparte del calor que sofoca, da de pleno en el estor. Sólo me falta que lo queme. Dejo la ropa doblada en el sillón y me dirijo a bajar la persiana. Bien. Ya. A ver, ¿en qué estaba? Salgo al pasillo intentando recordar. ¡Ah, sí! Las plantas. Antes he visto que les hace falta agua. Voy a regarlas. De pronto un fuerte ruido procedente de la cocina. La olla que tiene demasiada presión, la válvula ha rebasado hace rato la segunda marca... ¡Se me había olvidado! A apagarla rápidamente pero... ¿a qué salía yo de la cocina mientras subía la olla? Ahhh, ¡la ropa! ¿Dónde la he dejado? En el sillón del cuarto de estar...

Situación de hoy.

Salía volando. Cita en Pamplona. Consulta médica... jajaja... Después de organizar la casa y desayunar, me ducho, me visto a toda prisa, tiendo la toalla, guardo el pijama, apago el ordenador, echo un último vistazo general. Vale. Llaves (casa, coche)... Vale. Móvil, que no me lo deje. Gafas de sol y de ver. Vale. Papeles del médico. Bien. ¿Segura que has cogido las llaves de casa? Sí. El bolso y a la calle. ¡Hasta luego, casa!

Según bajo las escaleras... ¿Qué tengo en la mano izquierda? Junto con el bolso y los papeles del médico. No me cuadra llevar algo con esa textura.... Jopeeeeeeee... La bragui que tenía que haber llegado al cesto de la ropa sucia.

En el asiento del copiloto ha viajado muy digna hasta el regreso.

©Paloma

5 briznas para mi nido:

Xocas dijo...

A veces creo que le pedimos al coco más de lo que puede dar de sí, el pobrecillo. Lo raro sería no olvidarse de algo. Supongo que es un problema de prioridades y no dejarse agobiar por esas historias.
A veces me cabreo con mi mamá porque no recuerdo lo que comió el día anterior. Hasta que intento recordar qué he comido yo... glups... ;)))
Tranqui, la ropa sucia no es una prioridad (siempre que quede alguna limpia... jajaja).

Bicos

Paloma dijo...

Weno, weno, que estaba muy limpita, ein?? :P

Yo últimamente me voy tomando las cosas con tanta naturalidad que hasta me las llevo de paseo... :)))

Un beso.

Xocas dijo...

Me has recordado algo, jejeje.. Tenía yo una profe de Historia (y Filosofía, francés, lengua y yo qué sé...) que era una mujer muy curiosa. Era una afecta al régimen franquista, pero al tiempo muy peculiar. Viajaba mucho y estaba loca por el arte (aunque sospecho que su locura tenía más bien nombre y apellidos).
Siempre iba de negro, así que terminó por ganarse el sobrenombre de La Gata ídem.
La buena señora gustaba de subirse las medias ante la clase, vale decir, las clases. Todos hombres. Era curioso aquel silencio sobrevenido mientras ella manipulaba las ligas parsimoniosamente y murmuraba aquel "naturalidad, chicos... naturalidad".

¡Qué jodía...! ;))))

Musutxus !

Paloma dijo...

jejejeje... tienes razón, qué mala lexe la tía, aprovechándose de su situación dominante... :P

Riberaine dijo...

Ja ja a mi me pasa lo.mismo y normalmemte mas bien me dejo cosas en lugares inapropiados,las especias en la nevera o las cosas de la nevera fuera .

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