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martes, 3 de febrero de 2009

Hoy...




Hoy me gustaría poder refugiarme en alguien.

En unos brazos que me estrechen acogedores, en un pecho cálido y tranquilo que respire acompasado, en unos oídos abiertos a escuchar lo que digo y aquello otro que no sé ni siquiera cómo pronunciar pero que me atenaza dentro.

Hoy quisiera poder apoyarme por un rato, compartir con alguien la carga que me pesa. No para delegarla, no para traspasarla, sólo para descansar por un breve tiempo y continuar después un poco más ligera.

Pero no hay nadie.

Es el precio.

©Paloma

4 briznas para mi nido:

Juan dijo...

Pasaba por aqui, y llegue para quedarme.

Ignacio Reiva dijo...

Tantos esperando lo mismo que resulta inentendible la soledad. Saludos

Paloma dijo...

Cada uno carga su soledad, propia e intransferible, a pesar de estar rodeado de gente.

Porque tomar las riendas de la propia vida suele significar elegir la soledad, pagar el precio.

Porque esa soledad no la curan mil abrazos de mil brazos sino sólo "ese" otro, único, que penetra y calma hasta en el más recóndito rincón llevando la luz y el calor por cada resquicio del alma.

Ignacio, gracias de nuevo por tus palabras.

Anónimo dijo...

la soledad, condición humana como individualidad.
Encantada con la lectura de estos evrsos.
María del Carmen.

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