En que el barredor de almas realiza su trabajo
sin contemplaciones,
sin compasión,
sin dejar títere con cabeza.
Entonces ella se enrosca en sí misma
para que no la encuentre,
para que no la roce,
para que no halle resquicios por los que colarse.
Se sujeta las roturas de las carnes
con las manos, con los brazos, con los dientes
para no desparramarse,
para no desangrarse a través de ellas,
desmoronada la ficticia fortaleza que la guarda,
que semeja al pedernal pero es frágil.
Arnés de aire y cristal,
de luz y fuego...
y agua.
Entonces se esconde,
se repliega,
Es descubierta,
forcejea,
lucha.
Y, dominada,
grita al fin.
Grita su grito sordo que nadie escuchará.
Grita su mudo grito que no tiene voz.
Su grito gutural y primario
que rinde el alma.
3 briznas para mi nido:
ojalá pudiese...ojalá pudieses y pudiésemos controlar el grito que nos invade....sentir el calor blando de otra piel....
es el precio...
sigue luchando...sigue...el barredor sólo se lleva la vida, nunca el alma
Sólo se lleva la vida, nunca el alma...
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