Hay pequeñas preguntas que, sin pretenderlo, te sitúan entre la espada y la pared, colocan un precipicio a tus pies, hacen mella...
"¿Tanto te doy?" ...
Y yo no sé dónde ubicar la línea que divide el cariño que yo doy de mi propia necesidad de cariño.
"¿Tanto te doy?" ...
Y yo no sé dónde ubicar la línea que divide el cariño que yo doy de mi propia necesidad de cariño.
©Paloma
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