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martes, 11 de marzo de 2008

Madre primera

Nos divorciamos y, la verdad, excepto de forma puntual en el momento del reparto (¡qué duro se hace dividir miseria!), siempre lo llevamos y nos llevamos bien. Entre nosotros se ha mantenido el buen ambiente, el buen rollo, el ayudarse si hace falta.

Pronto él se marchó a vivir fuera y nos hablábamos por teléfono de vez en cuando, en los cumpleaños, en el día del Padre y de la Madre, incluso nos reuníamos en las fiestas familiares, las suyas (en las que yo sigo y seguiré siendo considerada una hija), pero no en las mías (mis padres no le perdonaron).

Algunos temas quedaron a medias, por ejemplo, nuestro hijo, que se perdió a su padre a lo largo de casi todo su crecimiento... y lamentablemente también ahora. Y todo estaba bien. Cada uno rehaciendo su vida. Sabía que había comenzado a salir con alguien y no me afectaba en absoluto.

Un Día de la Madre me llamó, como cada año, para felicitarme y me dió, radiante, la noticia de que iba a ser papá. Sentí una punzada dentro y pensé para mí: "papá ya lo eres; en todo caso, papá por segunda vez". Me dolió. Sí. Me dolió por N., pero comprendo la ilusión con la que me lo decía y que no pretendía obviar a su primer hijo. Lo cierto es que, de chiquitín, le quiso mucho y le cuidó en los ratos que estaba con él, como vi el sábado que cuidaba al pequeño J.

Y yo, que ya no tenía nada con él, sentí unos deseos irreprimibles de llorar en cuanto colgué el teléfono. Llorar por lo que no tuvo mi hijo y que seguramente (ya lo he comprobado y espero que le dure más que al mío) tendrá éste. Llorar porque, aunque nuestra ruptura era definitiva y no esperaba ni me planteaba ninguna vuelta, era la materialización del fin de nuestra vida en común, tantos años juntos compartiendo tanto, tantas ilusiones, tantas ganas que quedaron en el camino. Llorar porque había sido capaz de comenzar con una nueva familia y, sin embargo, de su hijo mayor se acordaba en los cumpleaños, al menos en la práctica, y poco más.

Y se me planteó un "problema"... Yo, que necesito poder nombrar todo lo que me sucede o soy, precisaba también ubicarme con respecto a aquella criatura, porque me sentía alguien siendo, como soy, la madre de su hermano mayor. Después de darle muchas vueltas, encontré una "solución" que me satisfizo y me dejó tranquila. Concluí que, para los dos hermanos, yo era Madre Primera y la de J., Madre Segunda...

Todavía no lo he comunicado de forma oficial...

©Paloma

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