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domingo, 27 de abril de 2008

Tu ventana

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No sé si llegarás a leerme. No sé si alguna vez tus pasos te traerán hasta aquí. Pero hoy quiero decirte, quiero hablarte sin que por ello te sientas presionado. No lo pretendo ni hoy ni nunca. Simplemente hay días que necesito decir y que necesito que tú me digas. Pero no lo comprendes, o no sabes o no quieres. Quizá no puedes. Y me sueles responder poco, muy poco, y sólo si me ves mal. Me abro a ti y lo que te doy choca contra un muro, tu muro, el que te protege, el que te evade, el que te esconde, el que te anestesia.

No es amor. No me engaño. Querer, lo que se dice querer, tú no me quieres. Si me quisieras saldrías de ti. Me aprecias, te hago compañía, te ríes conmigo... pero no me quieres. No me buscas. No me esperas. Si estoy, bien. Si no, puedes pasar sin mí. No te falto. Lo sé.

No importa. Yo tampoco te quiero, no me permito quererte. Me haces compañía cuando te apetece, te ríes cuando lo necesitas. Me aprecias, sí. Sales de tu monotonía conmigo. Cuando deseas desconectar de tu rutina, entonces abres tu ventana y me encuentras siempre. Soy tu aire fresco. Pero el aire que yo necesito llega muy pocas veces y a fuerza de luchar.

No, yo no te quiero. Nos acompañanamos en momentos, a ratos, pero no caminamos de la mano. Te sirvo. Me sirves. Nada más. Suena duro pero es así.

Si te dieras a mí, yo te lo daría todo. Eso es lo que tú no sabes, pero no te das y la experiencia enseña a no entregarse a quien no se entrega. Una lección que cuesta aprender y que hace no dejarse calar del todo, no creerlo del todo. Te ilusionas, es inevitable. Pero cada vez son menos altas las cimas y son menos bajos los valles.

Añoro el amor loco, generoso, que todo lo da. Te acercas y subo a la nube pero te vas pronto y me dejas sola ahí arriba, obligándome a bajar y, cuando ya me encuentro abajo intentando acostumbrarme a tu falta, vienes de nuevo para con nada hacerme volar. Vuela y cae y cae y vuela. Esa soy yo a tu lado. Una burbuja que, ingenua y no, asciende para estallar pronto.

Tú no me quieres, no. A trechos andas a mi lado y te haces la ilusión de querer como me la hago yo. Alterno momentos de lucidez con otros de confusión... No, tú no eres lo que yo busco, compañero mío de pasos discontínuos. La frustración supera a la plenitud.

©Paloma

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