Cuando me acerco, te enroscas como un caracol, replegándote en ti mismo. Me pides que lo comprenda, que sigues ahí a pesar de todo.
Y ¿yo? ¿Qué debo hacer yo? ¿Replegarme como tú? Voy y vengo intentando complacerte. Hacia dentro y hacia fuera de mí. Me llevas al límite tensando la cuerda de los silencios.
Tanto has alargado la distancia, el tiempo, el espacio entre los dos que te siento extraño, ajeno.
¿Quién eres? Cuando quieras de mí, no te reconoceré.
©Paloma
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